Recuerdo la Oscuridad, un sudor frío recorría mi cuerpo, sentía como la mas infinita sombra penetraba en mi cuerpo, y llegaba hasta mi alma. Y de un solo golpe, mi gran muralla me di cuenta que se había derrumbado, pero en su interior solo quedo ruinas, las ruinas de un mundo marchito, las ruinas de una ciudad en el ocaso mas eterno. En esa ciudad, vivía yo, era mi mundo, era mi refugio, pero ahora, ya no queda nada, desde la partida de mi mas hermosa luz, desde que se marcho mi ángel de alas blancas poco a poco ese mundo comenzó a morir, primero los animales, unicornios, caballos, pegasos, morían lentamente sin poder hacer nada, después los grandes es bosques, poco a poco se fueron marchitando, y después lo demás. Miro en mi interior y no veo nada, solo el caos de un mundo ahora mismo muerto, pero una pregunta me corroe, ¿Dónde estas luz de mi vida?, ¿Por qué te marchaste y me dejaste solo?, no lo entiendo, lo que tanto había cambiado para convertirlo en un mundo perfecto fue lo que me autodestruyo, que dulce ironía, ¿no creéis?. - Dime mi señora, dadora de la luz - pregunte al vació pues no esperaba que nadie me oyera - ¿Por qué?, ¿Por qué he sido condenado a esto? Nadie respondió, solo quedaba el dulce vació que yo mismo había creado, pero en las entrañas del destino, yo un antiguo ángel ahora caído, perdió su mas preciada joya, y será su condenado. La torre mas alta de mi mundo, una hermosa torre en espiral, terminada en una aguja yacía imponente en el horizonte mas cercano, desde ahí susurre, unos de los veros mas tristes que había creado.
Un demonio se lamenta,
En un oscuro bosque,
Siente como su cuerpo caído,
Muere en el olvido,
Exiliado de sus gentes,
Por ser distinto,
Por ser extraño,
Por ser diferente,
Por sentir lo que el tiempo le había negado,
Por volver a acariciar el amor,
Hacia una hermosa ángel de luz,
Enemigos desde el comienzo,
Ya, solo le queda, la muerte
Pero la muerte ni siquiera lo quiere,
Había traicionado a su propia raza,
Solo por sentir lo que los mortales llamaban amor,
Sentía eso, lo sabia, aquel ángel caído,
Amaba, a una hermosa ángel,
Pero que el jamás tendría derecho sobre ella,
Era imposible,
Pues era una princesa,
Una reina,
Una diosa.
Sabia que no tenia derecho a sentí algo semejante,
Por ella,
Sabia que no podía hacerlo,
Aunque la tenga presente en su mente,
En su alma caída,
Cada día de su oscura existencia,
Los días se tornaban noches,
Las noches días,
Siempre oculto en su bosque,
Oculto del mundo,
Un mundo oscuro,
Que solo le ofrecía la oscuridad,
Un mundo que le daba la espalda,
Por amar,
A una ángel de alas blancas,
Antes la veía cada día,
Siempre se iba de su lugar,
Hacia el cielo,
Donde ella vivía,
Para el era una autentica diosa,
Desde el día que la vio,
Aquel sentimiento le inundó,
Varias veces la vio,
Pero ella nunca huía,
Siempre se quedaban mirándose,
Nunca hubo palabras,
Solo se miraban,
Él con sus ojos rojos como la sangre,
Ella con sus ojos azules como el cielo,
Él con sus alas negras como la noche,
Ella con sus alas de plumas blancas,
Pero solo se miraban,
Prolongando la agonía de ambos,
En tormentos, En lagrimas,
En sueños. Pero el debe volver a su tierra,
A el infierno, Al reino de su origen,
Olvidando al mundo entero,
Pero sobre todo,
A su amada inmortal.
Este será mi legado, el recuerdo de un perdido ser caído, dormitara junto a las mas hermosas tinieblas, hasta que un día por fin, mi alma condenada sea liberara por tu mas bella luz inmortal, y poder decirte una ultima vez… Te quiero. En un oscuro bosque,
Siente como su cuerpo caído,
Muere en el olvido,
Exiliado de sus gentes,
Por ser distinto,
Por ser extraño,
Por ser diferente,
Por sentir lo que el tiempo le había negado,
Por volver a acariciar el amor,
Hacia una hermosa ángel de luz,
Enemigos desde el comienzo,
Ya, solo le queda, la muerte
Pero la muerte ni siquiera lo quiere,
Había traicionado a su propia raza,
Solo por sentir lo que los mortales llamaban amor,
Sentía eso, lo sabia, aquel ángel caído,
Amaba, a una hermosa ángel,
Pero que el jamás tendría derecho sobre ella,
Era imposible,
Pues era una princesa,
Una reina,
Una diosa.
Sabia que no tenia derecho a sentí algo semejante,
Por ella,
Sabia que no podía hacerlo,
Aunque la tenga presente en su mente,
En su alma caída,
Cada día de su oscura existencia,
Los días se tornaban noches,
Las noches días,
Siempre oculto en su bosque,
Oculto del mundo,
Un mundo oscuro,
Que solo le ofrecía la oscuridad,
Un mundo que le daba la espalda,
Por amar,
A una ángel de alas blancas,
Antes la veía cada día,
Siempre se iba de su lugar,
Hacia el cielo,
Donde ella vivía,
Para el era una autentica diosa,
Desde el día que la vio,
Aquel sentimiento le inundó,
Varias veces la vio,
Pero ella nunca huía,
Siempre se quedaban mirándose,
Nunca hubo palabras,
Solo se miraban,
Él con sus ojos rojos como la sangre,
Ella con sus ojos azules como el cielo,
Él con sus alas negras como la noche,
Ella con sus alas de plumas blancas,
Pero solo se miraban,
Prolongando la agonía de ambos,
En tormentos, En lagrimas,
En sueños. Pero el debe volver a su tierra,
A el infierno, Al reino de su origen,
Olvidando al mundo entero,
Pero sobre todo,
A su amada inmortal.
LORD KAEL
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