18/7/09

Yo no soy sin tí, tu sólo eres conmigo.


Días de espera, muchos. Palabras cuyo sinónimo se podrían traducir en dos palabras: Esperanza y amor. Era tan raro sentirte cerca... Tus caricias, tu respiración en mi oido, tus besos y tus abrazos me trasladaban a un lugar demasiado lejano pero al que tu puedes llevarme en dos segundos: Paraíso. Notar tu calor me erizaba la piel, me hacía temblar de placer. Tus manos rodeando mi cintura me adentraban en un baile tan tierno y bello como tus ojos. Y es que yo... Yo quiero hacer de tu espalda una cuna, de tu pecho un lecho sobre el que descansar, de tus dedos las teclas de un piano al que acariciar, de tu piel un refugio para resguardarme del frio y de tus labios una fuente de la que beber a cada segundo, sin tregua. Sólo tú lo has hecho posible. Estar acurrucada en tu pecho, oyendo cada latido de tu corazón mientras tus manos danzaban sobre mi piel era una experiencia nunca vivida. Neonata. Bueno, como dijimos: Llegamos a planear algo así, y no nos cuadra. Esa improvisación, ese "lo que surja", o ese no saber por dónde empezar es lo que quiero. Sin prisas, pero sin pausa. El caso es que todas estas líneas no significan nada al lado de lo que en realidad deseo decir y demostrar si pudiese todos los dias, cada minuto y cada segundo: Te quiero, te necesito y necesito amarte.

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